Amo a mi coche, mi coche me ama

Por Antonio Valero

¿Por qué debo abandonar mi querido coche con algunos achaques, compañero de fatigas y excursiones cuando aún está joven y robusto? ¿Cuánto tiempo pasará hasta que haya cogido este nuevo impostor mis olores y mis manías de conducción? Hay personas que cuando se despiden de él, por un nuevo coche lo sienten más que en la despedida de alguien en solidaridad con el dolor de un amigo. Me resisto a que nuestra sociedad, para dar trabajo, o para sustituirlo por un eléctrico o con menos emisiones. Si te descuidas has acabado de estrenarlo y ya hay que pasar la ITV.

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¿Qué maldad se esconde detrás de esto? ¿O es que sólo es para que los pobres empleados de las factorías puedan seguir teniendo trabajo? Más que renovar el coche lo que quieren es que nos cambiemos de coche, ¡de nuestro querido coche! El tema es serio, y nos pusimos a estudiarlo en nuestro Instituto Circe. Los cementerios de automóviles saben muy bien que el mercado secundario de piezas de desguace es inmenso. Eso significa que los automóviles se llevan al desguace muchísimo antes de haber agotado su vida útil. Sin embargo, sabemos que llega un momento que es más caro repararlo que comprar uno nuevo… y desde luego más seguro, menos contaminante y hasta más “fashion”. Pero nosotros analizamos la energía que se consume en la creación de un automóvil y en la que este va consumiendo a lo largo de su vida. Claro, cuanto más achaques, más combustible, pero resulta que si el país y el planeta, en general, quiere ahorrar energía, sería mejor reparar mi viejo coche que arrojarlo al vertedero. Para compensar la energía gastada de más, su vida debería extenderse al menos unos veinte años. ¡Viva el tuneado! Que da trabajo a los talleres pequeños, moderniza y personaliza mi vieja carroza y me hace más ligón! Por cierto, Tesla ha empezado a vender un «kit» que permite transformar el coche directamente en un vehículo eléctrico. Bienvenida la idea.

Como digo el tema es serio. Hoy una planta como Opel-PSA en Zaragoza, puede producir unos 400.000 automóviles al año. ¿Qué día será el que igual que se ensamblan se puedan desensamblar 450.000 vehículos al año? ¿Os imagináis que cada cierto tiempo enviáramos nuestro querido coche a la planta que le vio nacer con una orden de cambiarme el motor por uno eléctrico, los asientos, ponerme el último sistema inteligente de guía y de sonido, chapa, pintura, neumáticos y suspensión? ¿Y un certificado de garantía por unos años más? Hablamos con especialistas que venían de la empresa y nos dijeron que eso ya lo hacen con los aviones, y que técnicamente sería posible hacerlo con sus coches, pero ello cambiaría toda su filosofía de producción. ¿Os dais cuenta qué ahorros se conseguirían? Primero, los empleados seguirían teniendo trabajo, en segundo lugar, los camiones de transporte de automóviles y los trenes no volvería vacíos a la fábrica, ahorrando así energía en el transporte. Además ahorraríamos la energía que se consume en la fabricación de materiales y en apurar las viejas carrozas achacosas. Y disminuiríamos residuos. Qué duro resulta ver cómo, en el proceso de “reciclaje” de un coche actual, destruyen todos los vidrios especiales, plásticos, neumáticos y sobre todo los metales críticos que se han utilizado para todos los pequeños motores de los sistemas automáticos que lleva. Para nuestra tranquilidad se nos anuncia que se recicla ¡más de 85% en peso!, pero solo se recupera lo fácil, como el acero, el aluminio y el cobre, pero no los más de 35 metales raros que lo acompañan. Justamente aquellos que son más escasos en la naturaleza. El vidrio, por ejemplo, es uno de los componentes que más energía se consume para fabricarlo. Y un automóvil convencional de pasajeros, lleva más de 30 tipos de plásticos diferentes, que terminan bien en vertederos, incinerados o lo que es peor contaminando la atmósfera, los ríos y al final los océanos. Y así todo… Afirmo que si queremos pensar en el futuro, no podemos hacerlo ni con la tecnología de hoy ni con sus costes, sino con la tecnología del futuro y los escenarios económicos más pesimistas que se nos avecinan.

Los recursos naturales serán caros, por lo que el acero, el vidrio, el aluminio, los plásticos y los componentes electrónicos hechos con materiales raros serán caros, muy caros. Y hay que dar trabajo a todos. Y entre ellos ya no estaremos nosotros. Las fábricas del futuro crearán automóviles pequeños, eléctricos y alimentados con energías renovables, y la robustez será un signo de distinción. No como ahora que vivimos en una sociedad de usar y tirar. Me encanta el icónico Mini de mi mujer. (Y su mini). Es un coche que viene del pasado y se le vislumbra un futuro eterno, con tal de que alguien nos lo pueda tunear cuando ya no pueda más. Fabricantes de automóviles: ¡hay que reconstruir el futuro! Verde, pequeño, renovable, tecnológicamente avanzado, personalizado, eterno y sobre todo, mío para siempre. Mi coche me ama, amo a mi coche.

Artículo «Amo a mi coche, mi coche me ama» de Antonio Valero Capilla, Director de Instituto Circe de la Universidad de Zaragoza y Miembro Pleno de The Club of Rome.