Ecocidio y obsolescencia programada: cómo nuestro modelo de consumo condena al planeta
El pasado día 20, participamos en la jornada organizada por la Universidad de Zaragoza: Cambiemos las normas para proteger el planeta ¿Necesitamos la Ley de Ecocidio?
Una jornada que fue sin duda muy interesante y que quedó como un punto de reflexión y encuentro entre expertos en diversas materias desde el derecho hasta la ingeniería y la ciudadanía, para ofrecer una nueva perspectiva sobre el ecocidio y la necesidad de atajarlo como un problema real.

Llegados a este punto, puede que os estéis preguntando ¿Qué es el ecocidio?
Pues bien, de acuerdo al panel de juristas expertos de STOP Ecocidio internacional, por ecocidio se puede entender que es cualquier acto ilícito o arbitrario perpetrado a sabiendas de que existe una probabilidad sustancial de que cause daños graves que sean extensos o duraderos al medioambiente.
En ese sentido, vemos como el ecocidio no es otra cosa, más que las consecuencias de la economía moderna de consumo infinito en perpetuidad. Volvemos una vez más a las consecuencias de nuestro modo de vida y consumo y es que la realidad no es otra mas que el hecho de que un modo de consumo infinito y lineal, donde se consume, usa y tira no es compatible con un planeta cuyos recursos y capacidades son finitas.

Y desgraciadamente, no es sólo el hecho de que los recursos sean finitos, sino que además las formas existentes para obtenerlos, son sin duda poco compatibles con el medioambiente en la mayoría de casos y que acaban por generar una serie de daños y degradaciones que en muchos casos resultan irreversibles o extremadamente perjudiciales para el medio.
Hablamos de la contaminación de las aguas, la destrucción de flora y fauna silvestres, la destrucción y desaparición de hábitats naturales, la perturbación de las cadenas tróficas, la polución en el aire, entre otra serie de efectos, de los que parece que no somos conscientes por el mero hecho de que no es algo que visualmente podamos percibir en el momento, pero que sin duda pasan.

Os lo hemos contado varias veces mediante diversos artículos, pero llevar un teléfono móvil en el bolsillo, equivale a prácticamente llevar toda la tabla periódica encima y ello conlleva de manera agregada aceptar una serie de contaminación y consumos de energía, pues se han tenido que explotar y degradar suelos y áreas de terreno muy amplias para conseguir todos esos materiales, con el pertinente consumo de recursos energéticos que deberán emplearse para la extracción y para el posterior refinado.
En ese sentido, por eso es tan importante hablar de ecocidio y la conveniencia de pensarlo como una necesidad imperativa a contemplar por las leyes de nuestros países, pues no podemos seguir avanzando mientras permitimos la degradación del planeta a ritmos extremadamente veloces.
Y de ahí la gran utilidad que supuso la jornada que organizó la Universidad de Zaragoza, un espacio increíblemente necesario para fomentar la concienciación de la sociedad moderna acerca de los problemas que tiene el estilo de vida y consumo actuales, y ahora os invitamos también a contemplarlo y reflexionarlo por vuestra parte.
Por otro lado, no podemos dejar que simplemente se regule legalmente el ecocidio y que los juristas y los políticos lo hagan todo, debemos acompañarlo con otra serie de cuestiones que deben ponerse encima de la mesa y que resultan ser de debido tratamiento que debemos si queremos evitar que este planeta llegue a convertirse en Thanatia.
Por lo que debemos tener en cuenta también la necesidad de seguir cuestionando la obsolescencia programada como una de las grandes responsables del consumo innecesario.

Por lo que debemos tener en cuenta también la necesidad de seguir cuestionando la obsolescencia programada como una de las grandes responsables del consumo innecesario.
La obsolescencia programada, una vieja compañera que nos viene acompañando al menos desde 1924, cuando un conjunto de empresas del sector de las bombillas, decidieron conformar un cártel y adoptar un acuerdo por el que deliberadamente reducirían la vida útil de las bombillas hasta las 1.000 horas de uso, ¿Con qué fin? Con el objetivo de aumentar sus ventas.
Y ese no es el único caso que se ha dado en la historia, es fácilmente observable como los bienes industriales han ido perdiendo vida útil conforme se avanzaba hacia el siglo XXI, sea por la reducción intencionada de la resistencia de las piezas con las que se fabrican las cosas, sea por trucos de marketing psicológicos que manipulan al consumidor para comprar nuevos bienes cuando no son necesarios o más recientemente sea por la aplicación de nuevas actualizaciones que producen que los dispositivos electrónicos se queden obsoletos o desfasados antes de tiempo.
De hecho, otra de las cosas que debemos tener en cuenta es el cuánto tardó la obsolescencia programada en ser un tema público y políticamente discutido y vemos como en España hasta 1993 no resulta estar a la orden del día, que fue cuando el político Julio Anguita lo introdujo en los debates políticos de la época, ello a pesar de que ya venían dándose estudios y publicaciones previas que ya trataban esta problemática.
Sin embargo, no sería hasta 2015 cuando en España se introdujo el Real Decreto 110/2015 sobre aparatos eléctricos y electrónicos, que obligaba de manera algo general a los fabricantes a diseñar productos que faciliten su reparación y alarguen su vida útil.
Y no es hasta ahora, en pleno 2025, 10 años después de aquello y 32 años después de que Anguita lo introdujese en el panorama político, cuando se plantea finalmente una ley en el seno de las Cortes Generales que trate de manera detallada esta materia entre otras relacionadas, aunque aún es pronto para alegrarse, pues dicha Ley de Consumo Sostenible, es por ahora tan sólo un borrador, que aún debe ser debatido y votado.

A la luz de todo esto, queda más que claro que si bien el trabajo de los políticos y la plasmación en las leyes de estos asuntos es algo clave, es igual de importante e incluso más, la concienciación de la sociedad y la actuación de los ciudadanos, pues el planeta no puede esperar otros 30 años de debates parlamentarios para que nuestros gobernantes decidan que es conveniente proteger el planeta, debemos ser los ciudadanos quienes con nuestras acciones hagamos posible el cambio.
Por ello, es importantísimo no sólo que les exijamos a los poderes públicos que actúen sobre estas materias y sobre otras como el ecodiseño, sino que es también nuestra responsabilidad reducir el consumo innecesario y alargar la vida útil de las cosas que consumimos y es que en realidad, ese es el pilar fundamental de la sostenibilidad, la reducción del consumo.
Y reducir el consumo no tiene porque implicar una menor calidad de vida, sino una reducción de las compras innecesarias, en pos de un planeta mejor, lo que por otro lado supondrá que tengamos más tiempo y medios para dedicarnos a lo que de verdad importa, disfrutar de la vida, de nuestro tiempo de ocio con otras cosas no materiales junto con la compañía de aquellos que queremos.
Por eso, jornadas como estas son tan importantes y por eso actividades como el Redol Repair-Café son tan valiosas, pues son el primer paso hacia la reducción del consumo innecesario y hacia la sostenibilidad.
Y por ello fue, por lo que nuestro equipo se involucró en esta jornada de ecocidio del pasado día 20 de junio, para seguir divulgando a la sociedad y concienciando sobre el necesario cambio de modelo productivo y de consumo y así nuestra compañera Alicia Valero participó como una de las ponentes de la jornada y por otro lado, repetimos el Redol Repair-Café con nuestros socios de Suministros Herco.

Y de nuevo el Redol Repair-Café, contó con una buena asistencia y con una tasa de reparación exitosa de casi el 100%, con lo que se volvió a evitar el desecho de bienes que aún son funcionales y la consiguiente compra y contaminación de otros nuevos que los sustituyesen, además de traer nuevamente conversaciones muy agradables y el fomento de técnicas de reparado entre los asistentes.
Y tú, ¿Te animas a ser parte del cambio?