Circularity Gap Report 2023: una economía cada vez menos circular

Estudio realizado desde Circle Economy

Imagen: Circularity Gap

El Circularity Gap Report es un estudio anual que comenzó su andadura en el año 2018, con una presentación en el Foro Económico Mundial de Davos. Desde entonces, este análisis actualiza cada año el estado de la cuestión sobre los flujos materiales y los indicadores que miden el grado de circularidad de la economía mundial.

Desde R que Erre ya analizamos el informe del año 2022, y lo podéis leer aquí.

El Circularity Gap Report de 2023 se acaba de publicar, y los resultados que arroja lanzan una advertencia: la economía mundial solo es circular en un 7,2 %, y empeora año tras año debido al aumento de la extracción y el uso de materiales. De hecho, 2017 y 2022 se han extraído y utilizado más materiales que en todo el siglo XX.

Los objetivos de este informe se resumen en estos cuatro puntos:

  1. Cuantificar el estado circular actual del mundo: actualizar la métrica de circularidad y otra serie de indicadores cruciales relativos a los flujos mundiales de materiales.
  2. Identificar soluciones circulares clave dentro de sistemas clave que se basen en las necesidades de la sociedad y tengan impacto en una serie de límites planetarios para un aire, agua y tierra saludables.
  3. Demostrar la eficacia que pueden tener estas soluciones de economía circular para revertir la superación de múltiples límites planetarios.
  4. Ilustrar qué soluciones circulares son las más adecuadas para los distintos perfiles de países, en función de las diferencias económicas, sociales y medioambientales, para que alcancen sus objetivos.

En los últimos cinco años, la circularidad mundial se ha reducido del 9,1% al 7,2% del total de insumos materiales. Según explica el informe, esto se debe a un aumento de la extracción de materiales vírgenes, así como a que cada vez destinamos una mayor cantidad de materiales a usos a largo plazo, como carreteras, viviendas y bienes duraderos. La consecuencia de esto implica que la economía mundial no podrá ser circular sin una reducción significativa del uso de materiales.

Actualmente la economía mundial consume la cifra récord de 100.000 millones de toneladas de materiales al año. Si las tendencias se mantienen, en 2050 esta cifra podría ascender hasta las 170 – 184 millones de toneladas, lo que implicaría un gravísimo impacto negativo sobre los ecosistemas del planeta Tierra que ya se encuentra en situación de sobrelimitación. Este incremento no se atribuye únicamente a una mayor población, sino que se observa cómo el uso de materiales por persona se ha multiplicado por un factor de 1,7 entre 1970 y la actualidad, pasando de 7,4 hasta 12 toneladas por persona. El umbral de seguridad ecológica para el uso de materiales se ha estimado que se encuentra en las 8 toneladas por persona.

Sin embargo, estas cifras medias a nivel global no muestran el panorama completo. Es en los países de renta alta donde se está produciendo un aumento del uso de materiales superior al crecimiento de su población. Mientras que en los países de renta baja ocurre lo contrario.

El uso de materiales a nivel mundial divide los 100.000 millones de toneladas anuales de la siguiente forma:

  • • 24.900 millones de toneladas de biomasa
    • 9.400 millones de minerales metálicos
    • 42.800 millones de minerales metálicos
    • 15.500 millones de combustibles fósiles

En la siguiente imagen se puede ver una representación de los flujos que siguen estos materiales en la economía mundial.

Imagen: Circularity Gap

Para hacer frente a esta situación, desde el Circularity Gap Report 2023 se apunta hacia cómo la economía circular podría satisfacer las necesidades del conjunto de la población mundial con únicamente el 70% de los materiales utilizados actualmente, logrando así mantenernos dentro de los umbrales de seguridad planetarios. Esta reducción se basaría fundamentalmente en la eliminación de los combustibles fósiles y en la reducción de minerales de gran volumen, como la arena y la grava, ampliamente utilizados para viviendas e infraestructuras. Para hacer esto posible, apuntan hacia tres principios:

  • Reducir: de la eficiencia a la suficiencia, la resiliencia y la adaptabilidad: Esto significa que una economía circular debe impulsar un cambio cultural para dar prioridad a las formas inmateriales de satisfacer las necesidades e invertir en salud, bienestar, educación y en una vida digna. la salud, el bienestar, la educación y el empleo digno, en lugar de la acumulación material, como hace el modelo económico predominante en muchas partes del mundo. modelo económico predominante en muchas partes del mundo.
  • Regenerar: de la extracción a la regeneración: Aproximadamente una cuarta parte de todos los materiales consumidos por la economía mundial cada año proceden de fuentes regenerativas. La capacidad regenerativa del planeta es un regalo, por lo que debemos respetar y apoyar su capacidad de regeneración, también para las generaciones futuras.
  • Redistribuir: de la acumulación a la distribución: El reto consiste en garantizar que podamos distribuir el acceso a los materiales a un grupo de personas cada vez más numeroso, lo que exige redistribución, estilos de vida diferentes, mejores tecnologías e innovaciones sociales. Si nos alejamos de la propiedad y la acumulación y avanzamos hacia modelos de acceso que distribuyan los recursos de forma más equitativa, podremos avanzar hacia un sistema que proporcione un alto nivel de vida a todos.

Para llevar a la práctica esos principios en el informe se proponen 16 soluciones circulares centradas en cuatro estrategias que pueden conducir a un fuerte descenso de la extracción de materiales vírgenes:

  • Estrechar: utilizar menos
  • Ralentizar: utilizar durante más tiempo
  • Regenerar: hacerlo de forma limpia
  • Ciclar: utilizar de nuevo
Imagen: Circularity Gap

Estas soluciones se aplican sobre cuatro grandes sectores: Sistema alimentario, entorno construido, productos manufacturados y bienes de consumo, y movilidad y transporte. De esta forma, este informe trata de aportar propuestas y orientación sobre las transformaciones que deberían llevarse a cabo a nivel mundial para evitar continuar en la tendencia en la que nos encontramos: una economía cada vez menos circular.

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